El crecimiento de las importaciones es consecuencia de la recuperación de la economía peruana, impulsada por las inversiones que se traducen en la compra de bienes de capital e insumos, los cuales en los últimos 12 meses (a agosto) vienen creciendo 41% y 59%, respectivamente, según cifras adelantadas por la Sunat. Ello confirma la tendencia de los últimos años (excepto el 2009 por la crisis) y debería traducirse en una mejora de la capacidad productiva del país y del producto potencial.
Pero también está creciendo fuerte la importación de bienes de consumo, que saltó a 60% en agosto, y sobre todo la de bienes de consumo duradero, que muestra un salto notable: 85.1% con respecto al mismo mes del año pasado. Ello sería consecuencia de varios factores: el incremento de la capacidad adquisitiva (promedio) de la población (por el crecimiento del PBI y el empleo en los últimos años), el dinamismo de los créditos de consumo y (quizá lo de mayor cuidado), un exceso de entusiasmo (expectativas) en el consumidor que podría contribuir a un sobrecalentamiento, acompañado de inflación.
Es probable que este resultado de agosto responda a las mayores adquisiciones destinadas para la campaña navideña –que el año pasado fue bastante frugal–, pero si ese impresionante salto se repitiera en setiembre y los meses siguientes, habrá un motivo de real preocupación. Por lo pronto, las importaciones totales (sumando bienes de consumo, intermedios y de capital) reportaron un aumento de 50.1% (que en parte podría ser un efecto estadístico porque en agosto del 2009 se registró una caída de 29.6%) y a partir del segundo trimestre del 2010, el crecimiento de las importaciones comenzó a superar al de las exportaciones.
El nuevo ministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, debe evaluar este tema con cuidado, especialmente en un periodo en que estará sujeto a presiones para incrementar el gasto fiscal, puesto que ello también influye directamente sobre las importaciones, principalmente las de bienes intermedios y de capital, así como en las importaciones de bienes de consumo a través de su efecto en el ingreso. Todo indica que ya se superó la crisis (el PBI creció 9.05% en julio), pero es necesario evaluar y asegurar que este sea sostenible.
Pero también está creciendo fuerte la importación de bienes de consumo, que saltó a 60% en agosto, y sobre todo la de bienes de consumo duradero, que muestra un salto notable: 85.1% con respecto al mismo mes del año pasado. Ello sería consecuencia de varios factores: el incremento de la capacidad adquisitiva (promedio) de la población (por el crecimiento del PBI y el empleo en los últimos años), el dinamismo de los créditos de consumo y (quizá lo de mayor cuidado), un exceso de entusiasmo (expectativas) en el consumidor que podría contribuir a un sobrecalentamiento, acompañado de inflación.
Es probable que este resultado de agosto responda a las mayores adquisiciones destinadas para la campaña navideña –que el año pasado fue bastante frugal–, pero si ese impresionante salto se repitiera en setiembre y los meses siguientes, habrá un motivo de real preocupación. Por lo pronto, las importaciones totales (sumando bienes de consumo, intermedios y de capital) reportaron un aumento de 50.1% (que en parte podría ser un efecto estadístico porque en agosto del 2009 se registró una caída de 29.6%) y a partir del segundo trimestre del 2010, el crecimiento de las importaciones comenzó a superar al de las exportaciones.
El nuevo ministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, debe evaluar este tema con cuidado, especialmente en un periodo en que estará sujeto a presiones para incrementar el gasto fiscal, puesto que ello también influye directamente sobre las importaciones, principalmente las de bienes intermedios y de capital, así como en las importaciones de bienes de consumo a través de su efecto en el ingreso. Todo indica que ya se superó la crisis (el PBI creció 9.05% en julio), pero es necesario evaluar y asegurar que este sea sostenible.
Tomado en línea de Gestión 25 de Septiembre del 2010
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