Por. Lindon Vela Meléndez
Artículo publicado en la sección econonmía de El Comercio / Edición Regional el día 24 de Marzo del 2012.
En el interior del país se está generando una innegable fuerza motora para el crecimiento económico, generando fuentes de empleo, eslabonamientos productivos y desarrollando nuevas capacidades económicas. En esa realidad juega un rol muy importante la iniciativa privada.
Reconociendo la importancia del sector privado en este contexto se hace necesario que el sector público consolide la sinergia con el sector para que los esfuerzos sean complementarios y los resultados más alentadores desde el punto de vista económico y social.
En esa óptica es imperativo el conocimiento del real esfuerzo de los inversionistas privados, sus montos de inversión, los espacios territoriales, las tendencias, los perfiles y su percepción del clima de inversiones que se genera en la región.
El desarrollo de la economía de un territorio depende del esfuerzo que realiza el sector público desde su rol facilitador y promotor, lo cual se manifiesta en la creación de espacios de concertación sectoriales y en la generación de infraestructura básica y servicios para el desarrollo; y también depende de las inversiones privadas cuya importancia radica en la generación de empleo y valor agregado creando eslabonamientos que movilizan otros sectores de la economía.
El Departamento de Lambayeque ha crecido en promedio a una tasa de 5% en la última década, alcanzando su tasa de crecimiento más elevada en el año 2007 (10,6%). Asimismo, durante los años 2008 y 2009 a pesar de los efectos de la crisis financiera internacional durante esa época, el crecimiento del PBI departamental siguió siendo positivo fue de 8,4% y 3,0%, respectivamente y ello está explicado por que los productos que exporta Lambayeque a los EE.UU y la Unión Europea son fundamentalmente agroindustriales, los mismos que por su naturaleza son menos sensibles a la crisis. Una particularidad importante de la economía lambayecana es su alta volatilidad explicada por su vinculación con los fenómenos climáticos, lo cual explica la fuerte contracción de la economía regional en al año 2004 (-4.5%) por falta de agua como consecuencia de la sequía en la sierra norte del país.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) las actividades económicas que tienen una mayor participación en el PBI departamental de Lambayeque durante la última década fueron (en orden de importancia): comercio, otros servicios y manufactura.
Analizando el desempeño de la economía regional se puede decir que desde los 2,000 no ha tenido un crecimiento sostenido y se ha mostrado vulnerable a factores externos, sobre todo la agricultura y la industria que se han visto afectadas en unos casos por el fenómeno “El Niño” y en otros por la sequía que no ha permitido alcanzar su máximo nivel de producción; mientras que el sector construcción ha estado asociado más a factores coyunturales como la rehabilitación y recuperación de la infraestructura pública post niño de los años y últimamente por el mayor dinamismo mostrado por los programas de vivienda y por el incremento de la inversión pública.
Luego de realizar una breve caracterización del desempeño económico regional es importante una mirada prospectiva y allí inevitablemente aparece en el escenario el mega proyecto Olmos, con el túnel trasandino concluido y con un gran avance en la subasta de tierras que suman alrededor de 43,000 Hás. Esta situación genera expectativas y por ende los inversionistas empiezan a tomar decisiones, entonces por la magnitud del impacto del proyecto generará una inflexión importante en el producto potencial de la región y con ello genera demandas intermedias asociadas al proyecto de irrigación tales como demandas en servicios diversos, comercio, manufacturas, construcción y otras, asociadas al enorme flujo migratorio que obligará al establecimiento de centros urbanos, potenciando definitivamente el eje geoeconómico Motupe-Olmos.
En ese contexto para que las micro y pequeñas empresas de la región se beneficien tienen que estarpreparadas lo cual significa valorar la asociatividad en su real dimensión, aprender y en otros casos renovar sus prácticas empresariales tales como nuevas formas de financiamiento de los negocios (factoring internacional, incursión en el, mercado de capitales en el futuro), lo cual implica necesariamente un nuevo análisis de las bases estratégicas de los negocios.
Finalmente, respecto al clima de inversiones en la región se observa que elementos a favor son: Estabilidad macroeconómica, social y política y una imagen favorable en la gobernabilidad regional, condiciones de financiamiento favorable en términos de acceso y en proceso de mejora en costos. Sin embargo existen elementos que deben mejorarse los cuales son: Procedimientos administrativos ligados a la promoción y formalización empresarial, problemas de seguridad, ornato de la ciudad, situación actual del parque industrial, obras de saneamiento en la ciudad y habilitaciones urbanas para el desarrollo inmobiliario ordenado, la calidad y oportunidad de la información para la toma de decisiones de los inversionistas.
Reconociendo la importancia del sector privado en este contexto se hace necesario que el sector público consolide la sinergia con el sector para que los esfuerzos sean complementarios y los resultados más alentadores desde el punto de vista económico y social.
En esa óptica es imperativo el conocimiento del real esfuerzo de los inversionistas privados, sus montos de inversión, los espacios territoriales, las tendencias, los perfiles y su percepción del clima de inversiones que se genera en la región.
El desarrollo de la economía de un territorio depende del esfuerzo que realiza el sector público desde su rol facilitador y promotor, lo cual se manifiesta en la creación de espacios de concertación sectoriales y en la generación de infraestructura básica y servicios para el desarrollo; y también depende de las inversiones privadas cuya importancia radica en la generación de empleo y valor agregado creando eslabonamientos que movilizan otros sectores de la economía.
El Departamento de Lambayeque ha crecido en promedio a una tasa de 5% en la última década, alcanzando su tasa de crecimiento más elevada en el año 2007 (10,6%). Asimismo, durante los años 2008 y 2009 a pesar de los efectos de la crisis financiera internacional durante esa época, el crecimiento del PBI departamental siguió siendo positivo fue de 8,4% y 3,0%, respectivamente y ello está explicado por que los productos que exporta Lambayeque a los EE.UU y la Unión Europea son fundamentalmente agroindustriales, los mismos que por su naturaleza son menos sensibles a la crisis. Una particularidad importante de la economía lambayecana es su alta volatilidad explicada por su vinculación con los fenómenos climáticos, lo cual explica la fuerte contracción de la economía regional en al año 2004 (-4.5%) por falta de agua como consecuencia de la sequía en la sierra norte del país.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) las actividades económicas que tienen una mayor participación en el PBI departamental de Lambayeque durante la última década fueron (en orden de importancia): comercio, otros servicios y manufactura.
Analizando el desempeño de la economía regional se puede decir que desde los 2,000 no ha tenido un crecimiento sostenido y se ha mostrado vulnerable a factores externos, sobre todo la agricultura y la industria que se han visto afectadas en unos casos por el fenómeno “El Niño” y en otros por la sequía que no ha permitido alcanzar su máximo nivel de producción; mientras que el sector construcción ha estado asociado más a factores coyunturales como la rehabilitación y recuperación de la infraestructura pública post niño de los años y últimamente por el mayor dinamismo mostrado por los programas de vivienda y por el incremento de la inversión pública.
Luego de realizar una breve caracterización del desempeño económico regional es importante una mirada prospectiva y allí inevitablemente aparece en el escenario el mega proyecto Olmos, con el túnel trasandino concluido y con un gran avance en la subasta de tierras que suman alrededor de 43,000 Hás. Esta situación genera expectativas y por ende los inversionistas empiezan a tomar decisiones, entonces por la magnitud del impacto del proyecto generará una inflexión importante en el producto potencial de la región y con ello genera demandas intermedias asociadas al proyecto de irrigación tales como demandas en servicios diversos, comercio, manufacturas, construcción y otras, asociadas al enorme flujo migratorio que obligará al establecimiento de centros urbanos, potenciando definitivamente el eje geoeconómico Motupe-Olmos.
En ese contexto para que las micro y pequeñas empresas de la región se beneficien tienen que estarpreparadas lo cual significa valorar la asociatividad en su real dimensión, aprender y en otros casos renovar sus prácticas empresariales tales como nuevas formas de financiamiento de los negocios (factoring internacional, incursión en el, mercado de capitales en el futuro), lo cual implica necesariamente un nuevo análisis de las bases estratégicas de los negocios.
Finalmente, respecto al clima de inversiones en la región se observa que elementos a favor son: Estabilidad macroeconómica, social y política y una imagen favorable en la gobernabilidad regional, condiciones de financiamiento favorable en términos de acceso y en proceso de mejora en costos. Sin embargo existen elementos que deben mejorarse los cuales son: Procedimientos administrativos ligados a la promoción y formalización empresarial, problemas de seguridad, ornato de la ciudad, situación actual del parque industrial, obras de saneamiento en la ciudad y habilitaciones urbanas para el desarrollo inmobiliario ordenado, la calidad y oportunidad de la información para la toma de decisiones de los inversionistas.
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